Los cactus son un tipo de planta que se caracteriza por haber evolucionado para adaptarse a los climas más secos y carentes de humedad. Esto ha hecho que adopten formas redondeadas y cilíndricas con el objetivo de limitar su superficie expuesta, lo que les ayuda a conservar mejor la humedad en su interior. Del mismo modo, otra de sus características más importantes es que sus hojas han evolucionado hasta ser agujas puntiagudas. Esta forma tiene una doble función. Por un lado, también les sirven para limitar la humedad que pierden a través de ellas y, al mismo tiempo, les sirven como forma de protección contra los posibles depredadores.
Cuidados básicos de los cactus
A la hora de cultivar un cactus nos vamos a encontrar con que se trata de un tipo de planta especialmente fácil de cuidar. Aunque cada especie tiene sus propias características concretas, la mayoría de ellas cuentan con unos elementos comunes, lo que va a hacer que la mayor parte de estas plantas se puedan cuidar de manera similar. Debido a su naturaleza, lo único que tendremos que hacer para que los cactus luzcan sanos y fuertes es reproducir sus condiciones normales en estado salvaje.
En este sentido, se trata de plantas que soportan bien el riego, aunque no los suelos encharcados. De este modo, es recomendable que se rieguen de vez en cuando, quizás con una vez a la semana durante el verano y una vez al mes durante el invierno tendrán agua suficiente. Sin embargo, sí que es muy importante evitar que el plato inferior de la maceta almacene agua, puesto que esto podría afectar a sus raíces y pudrirlas. Naturalmente, la frecuencia de riego dependerá de las condiciones en su conjunto. Por ejemplo, si un cactus está en un interior con una calefacción encendida, es probable que necesite más riego a pesar de que sea invierno. No obstante, como norma general, se trata de plantas que requieren poca cantidad de agua, y solo de forma eventual.
Por otro lado, los cactus son plantas que necesitan mucha luz, a ser posible, luz directa. Por este motivo, es importante que se localicen en lugares bien iluminados, como son jardines o zonas abiertas, o cerca de las ventanas en el caso de estar en un interior. Así mismo, también son plantas que no toleran bien el frío, por lo que es importante protegerlos de las heladas durante el invierno.
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